domingo, 18 de mayo de 2008

“El turno del FMLN”



Fragmento tomado de:

Editorial Revista Proceso, No. 1285, 16 de Abril de 2008

Universidad José Simeón Cañas UCA

No le ha sido fácil al FMLN el aprendizaje en el terreno de la competencia electoral; le costó entender que el éxito electoral no estaba asegurado sólo porque el candidato o la candidata a la presidencia proviniera de sus filas o contara con el respaldo del partido; le costó entender que el perfil del candidato (su capacidad, talento y personalidad) aunado al respaldo creativo del aparato partidario eran esenciales no para garantizar la victoria, sino para competir por la victoria —que suena parecido, pero no es lo mismo—.

Este desafío ha sido encarado con bastante solvencia por el FMLN en esta coyuntura preelectoral. La nominación de Mauricio Funes ha sido una de las mejores decisiones políticas de los efemelenistas, en su propósito de competir en el 2009 por la victoria. Igualmente, están siendo atinados sus esfuerzos por articular el perfil de Funes con un trabajo del aparato partidario, de cuyas capacidades depende la irradiación social —en cantones, caseríos, barrios, colonias— del mensaje de su principal candidato.

[…] Aun con los esos reparos que pueda suscitar Funes en algunos círculos intelectuales o mediáticos cercanos a la izquierda, el FMLN está haciendo mucho mejor las cosas ahora que en otras coyunturas preelectorales. Lo está haciendo tan bien que la posibilidad de hacerse del Ejecutivo es, de lejos, más alta ahora que en cualquier otra elección pasada. Y esa posibilidad no se explica sólo por las fortalezas de su principal candidato y del trabajo del aparato partidario, sino también por otro factor que está jugando a favor del FMLN: las fracturas de ARENA y las debilidades de su candidato a la presidencia.

[…] Hay sospechas sólidas de que, en los últimos años, el sector económico que medró y se lucró al amparo del gobierno de Alfredo Cristiani y de Armando Calderón Sol fue dando señales de desafección con la cúpula arenera, misma que habría hecho eclosión bajo del mandato de Saca. Y el “desinterés” empresarial por el proceso de selección del candidato presidencial para 2009 vendría a ser el corolario de todo ello.

Sin la voz de mando empresarial, no hubo orden ni concierto en las pugnas internas de ARENA; cada facción política dentro del partido quiso imponer su voluntad. Los afanes de protagonismo salieron a relucir sin cortapisas; se multiplicaron las candidaturas, pero el presidente Antonio Saca era quien estaba mejor posicionado para imponer los intereses de su grupo. De los tres precandidatos sobrevivientes, impuso al peor de todos.

[…] Ahí está Rodrigo Ávila como la carta de ARENA para las presidenciales de 2009. Será casi una misión imposible convertirlo en un candidato no ganador, sino medianamente decente para competir con dignidad. Quizás nadie en ARENA se crea eso de que Ávila representa a una nueva derecha.

Si en El Salvador hay una nueva derecha nunca se la ha visto por ninguna parte; y si Ávila dice ser su expresión más señera habría que dudar de su existencia porque el candidato presidencial de ARENA siempre ha estado ligado a una de las caras tradicionales de ARENA: su cara autoritaria. Es decir, hablar de Ávila es hablar de René Figueroa, cuya vocación autoritaria es de sobra conocida, y de Saca, quien siguió la senda populista punitiva de Flores. Nada nuevo, entonces, en cuanto a adscripciones ideológicas y políticas. Nada nuevo en cuanto a fracasos: la crisis de la seguridad pública tiene en Ávila —al igual que en Figueroa— a uno de sus principales artífices. Y su incompetencia probada como funcionario público al frente de la PNC y su vocación autoritaria no se eliminan diciendo que él expresa a una nueva derecha o que es un hombre con “valores”. Si en ARENA piensan que ese es el camino para que Ávila llegue a la presidencia están totalmente perdidos. Pero, mientras lo crean, facilitan las cosas al FMLN.

El FMLN, pues, tiene un escenario favorable para hacerse del Ejecutivo. Pero no debe dar por descontado que eso sucederá de modo inexorable. El triunfalismo nunca es bueno, porque lleva a atenerse, y el FMLN no debe bajar la guardia en su trabajo de campaña, en la promoción de su candidato y en la elaboración-difusión de su plataforma de gobierno.

El escenario que se está dibujando para ARENA es, por el contrario, de lo más sombrío. Y es que el partido de gobierno está corriendo el riesgo de pagar cara su prepotencia y su menosprecio a la conciencia ciudadana. Porque no buscar un buen candidato, pensando que, sin importar cuáles sean las cualidades del elegido, el maquillaje mediático lo va a convertir en el preferido de la gente, es una clara muestra del poco respeto que se tiene, desde la derecha, a la sociedad salvadoreña.

Ya con [el ex presidente] Flores y [el actual presidente] Saca se procedió de la misma manera: la escasa capacidad política de ambos fue encubierta por la publicidad y las consecuencias de ello no han sido nada gratificantes para la sociedad.

Con [el candidato presidencial] Ávila se quiere hacer lo mismo, pero esta vez va a ser difícil que ARENA se salga con la suya. Maquillarlo, para convertirlo en algo que no es, se presenta como algo casi imposible. Por ello mismo, es casi imposible convertirlo en una figura capaz de competir con Funes, quien “libra por libra” —como dirían los narradores de las peleas de boxeo— lo supera con creces. […]

7 comentarios:

Anónimo dijo...

La milagrosa conversión de Mauricio Funes
Sábado, 10 de Mayo de 2008

Está muy bien que Mauricio Funes vaya a conocer de cerca la socialdemocracia europea, que platique con políticos y estadistas socialdemócratas. Que lo inviten a foros. Algo se le va a pegar.

Lo que no está bien es que el solo hecho de haber logrado tomarse la foto con personalidades de la socialdemocracia alemana, o de haber coincidido con ellos en un foro, lo presente como conversión. De repente Funes detecta que, en el fondo, es socialdemócrata. Siendo candidato de un partido del cual han tenido que salir todos que se declararon socialdemócratas, entre ellos tres de los cinco miembros de su Comandancia General (Fermán Cienfuegos, Joaquín Villalobos, Francisco Jovel), dos de sus principales negociadores de paz (Salvador Samayoa y Ana Guadalupe Martínez), y uno de sus candidatos a la presidencia (Facundo Guardado), entre miles de otros...

¿Cómo se produjo, entonces, esta milagrosa conversión? Las iglesias tienen las más increíbles leyendas de conversión repentina. Que a un fulano le apareció un ángel cantándole... O el mero mero... Que de repente otro fulano se curó de su enfermedad incurable... Que a otro le apareció la imagen de la virgen en medio del noticiero...

¿Algo parecido habrá pasado a Mauricio Funes en Alemania? ¿Le apareció, cerca del canal donde fue asesinada en Berlín, la legendaria Rosa Luxemburg hablándole de los peligros del autoritarismo dentro de la izquierda?

¿O se encontró, en la Casa Willy Brandt, con algunos veteranos socialdemócratas de la guerra civil española, quienes le contaron que a veces el enemigo más peligroso no eran las tropas franquistas sino los comisarios políticos comunistas?

¿O con unos ancianos sindicalistas de la difunta RDA (Alemania Oriental) quienes le podrían haber contado de la cárcel de Bautzen, donde pasaron largos años porque trataron de mantener vivo el Partido Socialdemócrata luego de su fusión forzada con el Partido Comunista?

¿O será que nuestro candidato, sentado en el foro sobre el futuro de las relaciones entre Europa y América Latina, al cual fue invitado, escuchó hablar al dirigente socialdemócrata Kurt Beck y entendió el mensaje?

Mientras el argentino Carlos Álvarez, presidente del Consejo de Representantes Permanentes del Mercosur, hablaba en este foro en Berlín en defensa de los gobiernos latinoamericanos comprometidos con la concepción del Socialismo del Siglo 21, el presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, Kurt Beck, pintó otra idea muy diferente para el siglo 21. Reproduzco parte del comunicado del Partido Socialdemócrata Alemán sobre el foro:

“Kurt Beck dijo que el futuro del siglo 21 depende, en gran medida, de la fuerza de los partidos socialdemócratas: ‘Tenemos que luchar para que el siglo 21 sea el siglo socialdemócrata’.”

La agencia de noticias española EFE recuenta este debate en Berlín de la siguiente manera: Berlín, 5 may (EFE).- El presidente de la Comisión de Representantes del Mercosur, Carlos Álvarez, afirmó hoy en Berlín que criticar a los presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia es “simplista” y refleja un “desconocimiento” de la historia de esos países y de la región latinoamericana.

“Es simplista criticar a Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales porque ellos no son causa de nada sino consecuencias de determinados regímenes políticos y económicos”, dijo Álvarez en un acto sobre América Latina organizado por el Partido Socialdemócrata Alemán. (...)

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, destacó los avances que se han registrado en América Latina en las últimas décadas, pero a diferencia de Álvarez consideró que la política de Chávez es populista. (...)

El candidato a la presidencia de El Salvador y líder del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), Mauricio Funes, suscribió la lectura política de Álvarez sobre Chávez, Morales y Correa, y pidió a la socialdemocracia alemana ser “evaluado” desde la perspectiva salvadoreña si logra el poder, en marzo de 2009.

Entonces, ¿”socialismo del siglo 21” o “luchar para que el siglo 21 sea el siglo socialdemócrata”? Una de dos.

Paolo Luers. Observador Electoral, El Diario de Hoy

Anónimo dijo...

Disyuntiva para Funes: esconder el cáncer o erradicarlo
Sábado, 17 de Mayo de 2008

Cuando el 5 de julio de 2006 el activista del FMLN Mario Belloso aprovechó una manifestación de estudiantes para apostarse con un M-16 frente a la UES y asesinar a dos policías, participé en "Compromiso Ciudadano", una iniciativa de intelectuales, religiosos, académicos, rectores, artistas, profesionales y dirigentes sociales que emplazó públicamente al FMLN a desautorizar y condenar, de una vez por todas, el uso de la violencia política.

La primera reacción oficial del FMLN fue negativa y agresiva: negaron enfáticamente cualquier vínculo entre la Brigada Limón de Belloso y el FMLN; por lo tanto, dijeron, no tenían por qué asumir una posición autocrítica y de distanciamiento; más bien acusaron a los medios y a los firmantes del "Compromiso Ciudadano" de dirigir una campaña sucia contra su partido.

Pero hubo otros en el FMLN que nos dijeron, privadamente: Por favor, sigan presionando, eso nos ayuda a exigir un debate serio dentro del partido y aislar a los sectores que siguen jugando con la violencia política.

A las dos semanas, cuando ya eran evidentes e innegables los vínculos entre la Brigada Limón de Belloso con algunos dirigentes y alcaldes del FMLN, los promotores del debate y de un claro compromiso con la no-violencia se impusieron en el FMLN. El partido, al fin, hizo una declaración de principios, dejando cero espacio dentro de sus filas a grupos y tácticas violentas. Enhorabuena.

¿Les parece conocida esta historia? Correcto, es exactamente lo que está pasando ahora en el FMLN, ante las evidencias de la vinculación que dirigentes del partido mantienen con las FARC. Vinculación en serio, no como tratan de decirnos "Nos conocemos, hemos platicado con las FARC, ¿y qué? ¿Todos los que han hablado con las FARC son terroristas?".
No, estamos hablando de vínculos entre gentes y proyectos políticos que comparten una visión y que se apoyan mutuamente.

Las reacciones oficiales del FMLN son las mismas que después del 5 de julio: negar o minimizar los vínculos; declararse víctima de campañas sucias de la derecha, atacar a los medios y a los intelectuales de izquierda que exigen al FMLN una posición clara.

No extraña tanto que la dirigencia del FMLN tome esta posición. Es una dirigencia conservadora, a la cual le cuesta despedirse de conceptos y retóricas históricas, aunque ya se hayan vuelto obsoletos y convertido en obstáculos para ellos mismos.

Lo que sí extraña es que Mauricio Funes, el hombre que supuestamente quiere cambiar y moderar al FMLN y hacerlo apto para gobernar, tome la misma posición defensiva, vacilante, intransigente.

Para Funes, las revelaciones sobre los vínculos con las FARC podrían ser la palanca que le faltaba para transformar al FMLN. En vez de defender a "Ramiro", debería exigir su exclusión de la dirigencia. ¿Tendrá las agallas para hacerlo? Esta es la pregunta de fondo.

Paolo Luers. Observador Electoral. El Diario de Hoy

Anónimo dijo...

Nadie le va a pedir permiso, señor candidato
Martes, 10 de Junio de 2008

El FMLN instaló mesas de trabajo para generar insumos para la elaboración de su programa de gobierno. Mauricio Funes recibió la semana pasada las recomendaciones de una llamada "mesa de comunicaciones y libertad de expresión."

Si un partido decide encargar al sector más ideologizado, resentido y parcializado entre los comunicadores sociales del país el diseño de sus "políticas públicas" a implementar en el terreno de la comunicación, no puede esperar resultados muy racionales. Mauricio Funes prometió que "esto no cae en un saco roto, esto será retomado en la elaboración de nuestra plataforma programática".

Si las recomendaciones de este documento se convierten en política pública, nos esperan tiempos difíciles a los periodistas y los medios: Múltiples intentos de intervención a la labor mediática, desde el Estado y desde el partido y las bases organizadas - "observatorios de medios, por parte de la ciudadanía organizada..."

Pero tomando en cuenta a quienes el FMLN encargó estas recomendaciones, todo esto no extraña. Lo que sí extraña es la actitud del candidato frente a estas recomendaciones.

Que los activistas de los medios "alternativos" y "comunitarios" sueñan con un Estado que, como el venezolano, les dé decretos y dólares para sacarlos de su insignificancia, es una cosa. Nadie los toma en cuenta.

Pero que un aspirante a la presidencia exprese intenciones de intervenir contra los medios independientes, es otra cosa. Ya no es pura retórica, es un programa de gobierno.
Mauricio Funes dijo, al recibir en la UES los resultados de la "consulta ciudadana" sobre "política pública de comunicación":

"No podemos tolerar la impunidad de algunos medios de comunicación en El Salvador que se olvidan de su responsabilidad social, que publican cualquier cosa, dicen cualquier cosa frente a los acontecimientos de la vida nacional, frente a los personajes que tenemos alguna dimensión pública, con el único propósito de descalificarlos, de desacreditarlos."

"No voy a permitir, ni el FMLN, que el director propietario de un medio de comunicación, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto a una fuerza política que tiene la segunda bancada más numerosa del país."

De esto exactamente se trata la libertad de expresión: Un periodista, un medio, pueden publicar "cualquier cosa" --a menos que el contenido viole una ley--, y el Estado, el gobierno, el presidente de la República lo tienen que aguantar. Es más, el Estado, el gobierno y el presidente están obligados a defender este derecho.

Lo anterior es válido incluso --yo diría sobre todo-- si esta "cualquier cosa" es escrita "con el único propósito de descalificar, de desacreditar" a un partido o a un gobierno. ¿No es esa la prueba de la libertad de expresión y de la independencia de la prensa?

Ojo, no digo que no hay que criticar esta tendencia de muchos medios de desacreditar, descalificar, tergiversar. Yo he escrito docenas de columnas criticando los medios por malas prácticas, incluyendo a los medios donde publico. Pero Funes ya no es periodista. Como candidato, puede y debe seguir criticando, pero tiene que medir sus palabras. Criticar es una cosa. Negarles a los medios el derecho a publicar libremente es otra cosa. Y anunciar medidas de intervención estatal contra los medios es aun más grave.

¿Que significa que un candidato a la presidencia diga "No podemos tolerar la impunidad de algunos medios...", o cuando diga: "No voy a permitir que el director propietario de un medio, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto" a un partido?

Impunidad significa la comisión de delitos sin ser debidamente sancionado. Funes está convencido que algunos medios están impunemente cometiendo delitos. Si un ciudadano común --o incluso un periodista-- dice "ya no voy a tolerar tal y tal cosa" o "no voy a permitir tal otra cosa", uno puede entenderlo como manera de criticar algo.

No es amenaza, porque como ciudadano y periodista no disponemos de poder coercitivo. Pero en la boca de alguien que pretende ser presidente, estas expresiones son amenazas. Significan que va emprender medidas legales contra los medios que según él cometen delitos impunemente. ¿Cuáles? ¿Con que tipo de legislación?

Y cuando el candidato dice a los periodistas "Me van a tener que tratar de presidente", ¿qué quiere decir? Un mal pensado lo puede entender como amenaza. Cuidado con las palabras. Cuando uno es candidato a la presidencia, algunas palabras pesan más que en la boca de cualquier ciudadano.

Se entienden ya en el contexto del poder que el candidato quiere ejercer. "Tratar de presidente" - ¿qué quiere decir? ¿Que le tenemos que decir 'señor presidente'? Con gusto. ¿O quiere el candidato, con esta frase, decir que quiere redefinir la forma en que hay que tratar al presidente? ¿Que hay preguntas y críticas que no se podrá hacer? ¿Que hay actitudes frente al presidente que le podrán acarrear sanciones a un medio?

Pues, le tengo malas noticias al candidato: Mejor se acostumbre a la idea que va a tener que tolerar que los medios y los periodistas le critiquen, incluso en caso que se convierta en presidente, incluso con falta de respeto y con intenciones de desacreditarlo. Lo va a tener que tolerar, a menos que quiera tomar medidas anticonstitucionales.

Y a lo que "permitir" se refiere --ya que dice "no voy a permitir que falten el respeto..."-- también le tengo que decepcionar: Nadie le va pedir permiso. Lo permite la Constitución.

Paolo Luers. Observador Electoral. El Diario de Hoy

Anónimo dijo...

Punto para Rodrigo
Jueves, 5 de Junio de 2008

La contienda electoral se parece más a un juego de tenis que a un enfrentamiento en cualquier otro deporte.

Un juego de esos apretados y largos entre Nadal y Federer, o entre alguno de los dos primeros y sus más aguerridos retadores: Djokovic, Rodrick, Blake o cualquier otro de similar talante.

Hay que pelear cada punto, y cuando se gana el punto todavía no se ha ganado nada. Hay que seguir ganando puntos hasta ganar el set, y cuando se gana el set todavía no se ha ganado nada. Rara vez hay ventajas irremontables, sobre todo cuando se trata de ventajas iniciales.

Esto se ha demostrado con frecuencia en recientes contiendas electorales. Así comenzó Colom en Guatemala. Así comenzó Calderón en México. Así comenzó también Barak Obama, perdiendo por mucho. Y remontaron, luchando --eso sí-- con habilidad, convicción, estrategia, temple y coraje.

Rodrigo Ávila ha dado un paso importante con los cambios en el Coena. Tal vez fue un paso tardío y poco convincente, pero era un movimiento reclamado desde diversos sectores de su partido y desde diversas plataformas de la "comentocracia", que anuncia tormentas o cielos despejados en sus cotidianas predicciones del clima político.

Lo que se pedía al candidato de ARENA es que mostrara liderazgo; que diera señales de independencia y peso propio en la conducción de su partido, porque hasta ayer parecía que el poder de decisión seguía en manos de otros dirigentes.

En el caso de la conformaciòn del Coena, se le pedìan cambios que respondieran al menos a cuatro criterios o propósitos: distanciamiento de la cùpula prevaleciente, reunificación del partido, suma de capacidades organizativas, y ganancia sustancial de capacidad e imagen polìtica. Se le pedìa, en resumidas cuentas, un principio creìble de renovación y revitalizaciòn de su partido.

La salida de Figueroa cumpliò relativamente bien con el primer criterio. Tanto mejor si en la operación se evitaron traumas y resentimientos adicionales. En este sentido fue encomiable el sentido de responsabilidad, madurez, disciplina, humildad y elegancia polìtica que exhibiò el hombre fuerte del partido en el manejo de su renuncia, por màs que algunos quisieran verla o presentarla como abandono de un barco a la deriva.

Los restantes propòsitos quedaron, sin embargo, mal servidos con los relevos en la direcciòn del partido, porque, sin menoscabo de sus innegables cualidades, es poco probable que aporten una gran cuota de credibilidad a la renovación, o que contribuyan de manera significativa a la reconciliación interna, o que modifiquen con su presencia el ànimo sombrío de sus cuadros y bases, o que fortalezcan en gran medida las capacidades organizativas del partido, o que proyecten una imagen polìtica deslumbrante o al menos atractiva.

A la luz de estas consideraciones, y a riesgo de parecernos un poco a la gata angora, podemos dudar de la relevancia y de la efectividad de los cambios en el Coena, pero es innegable que Rodrigo Ávila ha dado un paso en una campaña que parecìa estancada e irremediablemente condenada a la derrota.

Nunca es fácil el relevo de dirigentes bien afincados en sus posiciones de poder. Prueba de ello es que otros partidos --todos los restantes, en realidad-- no han podido o no han querido hacerlo. Por eso podemos decir ahora, desde nuestro còmodo y elevado banco de jueces autonombrados: "punto para Rodrigo".

Salvador Samayoa. Observador Electoral. El Diario de Hoy

Anónimo dijo...

El tercer factor de la ecuación electoral
Lunes, 07 de Julio de 2008

Hemos visto que la capa media se siente frustrada, a pesar de su relativo bienestar, que dicho sea de paso es mucho mayor que el bienestar que disfrutaba hace dos o tres o cuatro décadas.

La clase media es ahora mucho más grande, vive en mejores residencias, paga mejores escuelas, viaja más, se viste mejor, tiene mejores carreteras, tiene más y mejores centros hospitalarios, tiene más y mejores teléfonos, tiene más y mejores vehículos. Pero se siente frustrada, sobre todo porque el costo de su nivel de vida se ha incrementado mucho más que sus ingresos en los últimos años.

La importancia electoral de este fenómeno se refleja con mucha claridad en la última encuesta de Borge y Asociados. Por una parte, casi la mitad de los encuestados afirma que el costo de la vida es su principal problema. Por otra parte, la población está cargando la responsabilidad de su situación económica al gobierno y al partido ARENA.

Este último dato amerita un poco de análisis. El primer elemento de este análisis es que la gente, en general, en parte con razón y en parte sin ella, tiende a mezclar en una sola amalgama al gobierno, al partido ARENA y al sector empresarial. En esta ecuación, uno de los factores es difuso, porque no es sujeto de responsabilidad política para la población, aunque tenga igual o mayor peso que los otros dos en la sumatoria de sus desdichas.

Para decirlo pronto y sin rodeos, en El Salvador hay una gran cantidad de empresarios eficientes y con algún grado de responsabilidad social, pero hay muchos -demasiados, probablemente- que abusan de sus empleados y de los consumidores de manera inaceptable.

Hace años advertimos que la voracidad de estos empresarios terminaría exasperando los ánimos políticos de la clase media. Y eso es exactamente lo que estamos viendo. La mayor parte de la gente no vive del gobierno. Tiene empleo en el sector privado, en muchos casos con salarios miserables que bien podrían mejorarse sin necesidad de decretos. Esta misma gente ha sufrido por años, mes a mes, cobros indebidos y abusos casi increíbles por parte de bancos, tarjetas de crédito, compañías telefónicas, distribuidoras de energía eléctrica y otras empresas de servicios.
La gente entiende el carácter exógeno de algunos factores de inflación, pero tiene la certeza de que las alzas de precios en muchos casos no se explican solo por esos factores. La gente sabe que hay importadores privilegiados, que hay tratos onerosos de los supermercados a los proveedores, sobre todo a los pequeños y medianos. La gente conoce las fortunas que se hicieron con la venta de unos bancos saneados con sus impuestos. La gente sabe que los fertilizantes y las medicinas podrían ser más baratos.

Aunque así lo afirma en las encuestas, dudo mucho que la gente realmente piense que Funes puede ser un gran estratega para la conducción del repunte de la economía. Lo que piensa la gente es que el Frente puede poner algo de orden en la feria y terminar con el sistema de privilegios. Y piensa, tal vez con ingenuidad, que aunque solo eso hiciera mejoraría su situación económica.

El presidente Saca ha hecho esfuerzos por honrar el artículo 101 de la Constitución, que obliga al Estado a “defender el interés de los consumidores”. También ha tratado de proteger el presupuesto de los sectores más vulnerables, pero pocos lo reconocen.

El presidente y el gobierno pueden haber cometido errores que deben superarse. El partido y su candidato tienen deficiencias que deben discutirse. Pero mientras el sector privado en su conjunto, siguiendo a sus líderes más conscientes y visionarios, no se comporte con mayor sentido de justicia social y de respeto a las leyes, con menos voracidad y más solidaridad, las posibilidades de modificar las preferencias electorales serán muy escasas.

Salvador Samayoa. Observador Electoral. El Diario de Hoy.

Anónimo dijo...

Funes, consistentemente ambiguo
Miércoles, 18 de Junio de 2008

Han transcurrido ocho meses en los que se ha escuchado de Funes un discurso inconsistente y se ha evidenciado su falta de decisión y poca capacidad para tomar las riendas de su partido.

Sus posiciones han sido ambiguas y sus discursos han buscado encubrir o justificar las posiciones y actuaciones insostenibles del partido que representa. Su mensaje y el de su partido han sido contradictorios. Tanto Funes como el Frente han cambiado de discurso según el viento que sopla en el momento.

Entrevistado por un medio electrónico la semana pasada, Funes dice que las FARC son un grupo guerrillero, que "recurre a métodos que no son legítimos como el secuestro" y que "violan los derechos humanos"; pero no los califica de terroristas, solo que "sus métodos lindan con el terrorismo".

Los hallazgos como resultado de la captura de la computadora de un miembro de la FARC hablan de la relación reciente entre dirigentes del FMLN y la FARC, pero Funes se refiere en sus respuestas a la relación histórica del FMLN con las FARC antes de la firma de la paz. De antemano descalifica la investigación pues "como ya se murió el dueño de la computadora" no se le puede preguntar al dueño sobre su contenido.

Lo que la computadora da son pistas e información que se deben investigar con la seriedad del caso que involucra un grupo terrorista relacionado con el narcotráfico y a líderes de la segunda fuerza política de nuestro país.

Funes descalifica la información porque se usan pseudónimos en lugar de "nombres legales". Sherlock Holmes seguramente no lo hubiese contratado. Estas contradicciones evidencian un Funes sin la claridad requerida para gobernar.

Funes dice que "como candidato está en contra de la FARC" pero le falta decir que dirigentes del partido político con el que pretende gobernar y al que representa no comparten su opinión. Dice que la relación [de la FARC] "más estrecha fue con algunos miembros del Partido Comunista Salvadoreño, no con el FMLN", pero no dice que es el Partido Comunista el que en realidad manda hoy en el Frente. Todos sabemos que el que paga el mariachi escoge la música, y en su campaña el mariachi lo paga el Partido Comunista.

Funes dijo "hemos llegado al convencimiento de que desdolarizar el país va a tener un costo mayor." Sería más claro decir que el costo de vida con el colón sería más alto y por lo tanto no conviene regresar al colón.

Ser honesto también implicaría que acepte que los TLC no han traído ningún "costo social ni económico" como los que denunciaba el Frente; más bien, el CAFTA ha servido para generar empleo, promoviendo exportaciones e inversiones, y como tal debe ser respetado, al igual que toda ley.

El contenido de la entrevista es ambiguo, tal como han sido sus declaraciones hasta la fecha, consistentemente ambiguas. No obstante, también dijo "para ser candidato del FMLN, tengo que asumir la plataforma del FMLN". Esta parte de la entrevista sí es clara. Adonde manda capitán, no manda marinero. Funes no ha demostrado tener la personalidad ni la autoridad ni los recursos para tomarse el partido, ni hoy, ni mañana.

Miguel Lacayo. Observador Electoral. El Diario de Hoy

Anónimo dijo...

Nadie le va a pedir permiso, señor candidato
Martes, 10 de Junio de 2008

El FMLN instaló mesas de trabajo para generar insumos para la elaboración de su programa de gobierno. Mauricio Funes recibió la semana pasada las recomendaciones de una llamada "mesa de comunicaciones y libertad de expresión."

Si un partido decide encargar al sector más ideologizado, resentido y parcializado entre los comunicadores sociales del país el diseño de sus "políticas públicas" a implementar en el terreno de la comunicación, no puede esperar resultados muy racionales. Mauricio Funes prometió que "esto no cae en un saco roto, esto será retomado en la elaboración de nuestra plataforma programática".

Si las recomendaciones de este documento se convierten en política pública, nos esperan tiempos difíciles a los periodistas y los medios: Múltiples intentos de intervención a la labor mediática, desde el Estado y desde el partido y las bases organizadas - "observatorios de medios, por parte de la ciudadanía organizada..."

Pero tomando en cuenta a quienes el FMLN encargó estas recomendaciones, todo esto no extraña. Lo que sí extraña es la actitud del candidato frente a estas recomendaciones.

Que los activistas de los medios "alternativos" y "comunitarios" sueñan con un Estado que, como el venezolano, les dé decretos y dólares para sacarlos de su insignificancia, es una cosa. Nadie los toma en cuenta.

Pero que un aspirante a la presidencia exprese intenciones de intervenir contra los medios independientes, es otra cosa. Ya no es pura retórica, es un programa de gobierno.
Mauricio Funes dijo, al recibir en la UES los resultados de la "consulta ciudadana" sobre "política pública de comunicación":

"No podemos tolerar la impunidad de algunos medios de comunicación en El Salvador que se olvidan de su responsabilidad social, que publican cualquier cosa, dicen cualquier cosa frente a los acontecimientos de la vida nacional, frente a los personajes que tenemos alguna dimensión pública, con el único propósito de descalificarlos, de desacreditarlos."

"No voy a permitir, ni el FMLN, que el director propietario de un medio de comunicación, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto a una fuerza política que tiene la segunda bancada más numerosa del país."

De esto exactamente se trata la libertad de expresión: Un periodista, un medio, pueden publicar "cualquier cosa" --a menos que el contenido viole una ley--, y el Estado, el gobierno, el presidente de la República lo tienen que aguantar. Es más, el Estado, el gobierno y el presidente están obligados a defender este derecho.

Lo anterior es válido incluso --yo diría sobre todo-- si esta "cualquier cosa" es escrita "con el único propósito de descalificar, de desacreditar" a un partido o a un gobierno. ¿No es esa la prueba de la libertad de expresión y de la independencia de la prensa?

Ojo, no digo que no hay que criticar esta tendencia de muchos medios de desacreditar, descalificar, tergiversar. Yo he escrito docenas de columnas criticando los medios por malas prácticas, incluyendo a los medios donde publico. Pero Funes ya no es periodista. Como candidato, puede y debe seguir criticando, pero tiene que medir sus palabras. Criticar es una cosa. Negarles a los medios el derecho a publicar libremente es otra cosa. Y anunciar medidas de intervención estatal contra los medios es aun más grave.

¿Que significa que un candidato a la presidencia diga "No podemos tolerar la impunidad de algunos medios...", o cuando diga: "No voy a permitir que el director propietario de un medio, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto" a un partido?

Impunidad significa la comisión de delitos sin ser debidamente sancionado. Funes está convencido que algunos medios están impunemente cometiendo delitos. Si un ciudadano común --o incluso un periodista-- dice "ya no voy a tolerar tal y tal cosa" o "no voy a permitir tal otra cosa", uno puede entenderlo como manera de criticar algo.

No es amenaza, porque como ciudadano y periodista no disponemos de poder coercitivo. Pero en la boca de alguien que pretende ser presidente, estas expresiones son amenazas. Significan que va emprender medidas legales contra los medios que según él cometen delitos impunemente. ¿Cuáles? ¿Con que tipo de legislación?

Y cuando el candidato dice a los periodistas "Me van a tener que tratar de presidente", ¿qué quiere decir? Un mal pensado lo puede entender como amenaza. Cuidado con las palabras. Cuando uno es candidato a la presidencia, algunas palabras pesan más que en la boca de cualquier ciudadano.

Se entienden ya en el contexto del poder que el candidato quiere ejercer. "Tratar de presidente" - ¿qué quiere decir? ¿Que le tenemos que decir 'señor presidente'? Con gusto. ¿O quiere el candidato, con esta frase, decir que quiere redefinir la forma en que hay que tratar al presidente? ¿Que hay preguntas y críticas que no se podrá hacer? ¿Que hay actitudes frente al presidente que le podrán acarrear sanciones a un medio?

Pues, le tengo malas noticias al candidato: Mejor se acostumbre a la idea que va a tener que tolerar que los medios y los periodistas le critiquen, incluso en caso que se convierta en presidente, incluso con falta de respeto y con intenciones de desacreditarlo. Lo va a tener que tolerar, a menos que quiera tomar medidas anticonstitucionales.

Y a lo que "permitir" se refiere --ya que dice "no voy a permitir que falten el respeto..."-- también le tengo que decepcionar: Nadie le va pedir permiso. Lo permite la Constitución.

Paolo Luers. Observador Electoral. El Diario de Hoy