domingo, 9 de marzo de 2008

Políticas económicas: contradicciones dentro del mercado laboral

A grandes rasgos, las políticas económicas, que determinaron el cambio en la estructura del mercado de El Salvador a finales de los años ochenta con la llegada de ARENA al poder, consideraron los siguientes aspectos: la apertura comercial, la liberalización financiera y las privatizaciones de las empresas estatales.

Dichas medidas de políticas económicas se enmarcan dentro de los Programas de Estabilización Económica (PEE) y los Programas de Ajuste Estructural (PAE), impulsadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), y fueron implementadas en El Salvador a finales de los años ochenta, tras la finalización del conflicto armado.

Los PEE responden a la necesidad de sanear las cuentas nacionales, en términos de déficit fiscal y balanza comercial. Para ello se implementa la disminución del gasto público (sobre todo de carácter social: educación, salud, vivienda, empleo, etc.) y el aumento de impuestos de carácter universal. Por otro lado, por medio de políticas monetarias, se busca mantener estable el tipo de cambio, con el objeto de estimular las exportaciones.

En cuanto a los PAE, estos responden a la necesidad de reorientar las instituciones del país a través de políticas micro y macroeconómicas que garanticen la eficiencia del mercado. En este sentido, se busca propiciar condiciones para que la oferta de la economía posibilite el crecimiento económico.

Dentro de los cambios institucionales y administrativos dentro del ámbito económico, se flexibilizó el mercado de trabajo, como parte de las modificaciones que se aplicaron para desarrollar y alentar la oferta productiva, transformando el mercado laboral, en términos de contratación, condiciones de prestaciones sociales, duración de la jornada de trabajo, etc. De ese modo se dio pauta a nuevas tendencias dentro del mercado laboral en El Salvador, encaminadas en su mayoría al detrimento de las condiciones laborales de los trabajadores/as, a concentración de empleo de baja productividad, es decir, el trabajo informal, mayores brechas salariales entre los puestos de trabajo del sector rural y el urbano, entre hombres y mujeres, y entre los empleos de altos requerimientos educativos y los que no demandan mayor instrucción.

Todo lo anterior desmiente la fácil generalización que hace el gobierno de ARENA al afirmar que la situación laboral es mejor que hace 20 años. Si bien es cierto en números absolutos que la cantidad de trabajadores/as ha incrementando, ello no quiere decir que esos aumentos se hayan dado bajo condiciones laborales dignas, pues la/os trabajadora/es no cuentan con prestaciones sociales, con pago de horas extras de trabajo, con vacaciones, con aguinaldo, con descanso materno, etc.

En flagrante contradicción con los índices macroeconómicos de los que tanto se jacta ARENA y pretende vender a El Salvador como el polo de desarrollo de la región centroamericana, lo cierto es que las condiciones laborales en el país están peor que antes. Las escandalosas cifras migratorias de compatriotas que salen diariamente de nuestro país, atravesando todo tipo de peligros y arriesgando el poco patrimonio, la unión familiar y la propia vida, en busca de mejores salarios, es un claro indicador de esa contradicción que, lejos de resolverse, ha venido agudizándose con los años. Las palabras de preocupación y sensibilización hacia el migrante emitidas en los discursos de Mauricio Funes, hacen eco profundo en esta problemática. La oferta de un país que deje de expulsar a sus ciudadana/os y que en cambio sea capaz de retenerla/os, ofreciéndoles un trabajo digno, no deben caer en saco roto.

Abajo ARENA y sus políticas económicas enfocadas hacia los números y no hacia las personas!

Arriba el cambio!

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