sábado, 25 de octubre de 2008

El fantasma del fraude

Tomado del diario CoLatino

En la más reciente encuesta de la Universidad José Simeón Cañas (UCA) quedaba reflejada una percepción ciudadana, que debería preocupar a todos y todas. Y es que la mitad de los salvadoreños tiene poca o ninguna confianza en el proceso electoral. El 55% por ciento de los encuestados opinó que habrá fraude electoral.

El porcentaje, indiscutiblemente, es alto, y eso debería llevar a todos los actores a repensar el tema. Los unos, a discutir por qué de esa percepción, mientras que los otros a buscar los mecanismos destinados no sólo a generar confianza, sino, a garantizar la transparencia del proceso electoral.

Obviamente esa desconfianza no es descabellada, es decir, tiene cierta lógica. Por un lado, la partidización del Tribunal Supremo Electoral, y el acomodamiento en el mismo para favorecer las decisiones de la derecha.

Además, la poca o nula acción del TSE en temas delicados, como por ejemplo, la negligencia con la que toma la violencia electoral, la campaña sucia. Es decir, si la ciudadanía no ve que el ente rector actúa donde debe de actuar, lo más lógico es que comience a sospechar de aquel, o simplemente no crea en que hará el papel que le corresponda.

La ciudadanía, también, no debería quedarse sólo con esa percepción, sino, hacer ver a los partidos políticos, pero, principalmente a la autoridad electoral, que está dispuesta a hacer respetar su derecho. Y es que la democracia, en última instancia está en el votante y no en una institución.

Por cierto, la aparición en este escenario de la Organización de los Estados Americanos (OEA), es sumamente importante, pues, ello puede contribuir a generar confianza en el proceso electoral, lo que no implica desmontar cualquier acción ciudadana encaminada a respetar su voto.

La OEA, garantizó por una lado, el acceso de todos los partidos políticos al Padrón Electoral, el cual había sido negado por el ente rector electoral.

Sería oportuno, además, que los partidos políticos de oposición, sobre todo los de izquierda, gestionaran ante el PNUD, implantar mecanismo de observación, que permitan esa confiabilidad en estos momentos de incertidumbre.

Obviamente, el mejor mecanismo de cristalinidad deben ponerlo los partidos políticos y la ciudadanía, al momento de ejercer el sufragio.

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